Capitulo V: Un vistazo a la historia.
Después de esa cruel despedida y corazones
rotos, Mio no volvió a hablar con Haru de nuevo. Los días se hacían largos, vacíos y
dolorosos. Ella sabia que no era fuerte
para enfrentarlo, pero algo en su vida había cambiado, una luz se había apagado
dejándola en pena y agonía, ese algo que le faltaba era... la ilusión de estar junto a Haru.
– ¿Y como te fue con la directora la semana
pasada? – Pregunto Hisako a Mio, después de un fin de semana sin verse,
mientras ingresaban a su salón.
Mio
acomodo su mochila en su pupitre y respondió un poco mas animada que la semana
anterior – Al final no pudimos encontrarnos, le surgió un imprevisto antes de
nuestra reunión.
–
Que mala suerte – afligida.
–
No del todo – Le sonrió a su amiga – Me recomendó buscar en la biblioteca un
libro, para mi suerte yo ya lo había visto hace tiempo. Asi que se donde esta
exactamente, los descubrí por sus portadas tan antiguas que llamaron mi
atención.
–
Eso es bueno – Sonrió – ¿Vamos después de clases? Te acompaño – Emocionada por
ayudar a Mio. Esta asintió y terminaron su conversación cuando el profesor
ingreso al salón a comenzar la primera clase del día.
Mas
tarde, ese día, Hisako se encontró con Hiroshi en sus clases de piano. Quien
estaba preocupado por Mio y quería saber como se encontraba y todo sobre su
charla con la directora.
Hisako
le comento lo que había pasado y lo invito con ellas a la biblioteca después de
clases, pero este se negó ya que tenía planes para ese día. No aclaro cuales
eran pero si que eran importantes.
Haru,
que se encontraba en el mismo salón, no puedo evitar oír el nombre de Mio y
acercárseles a ellos para preguntar.
–
Disculpen mi interrupción, pero… Quisiera preguntarles como esta Mio. Desde lo
ocurrido no hemos hablado y la verdad estoy preocupado por ella también.
Hisako
lo miro y noto la tristeza en su rostro, ella sabia que Mio había estado
evitándolo todo este tiempo. Pero Hiroshi no estaba al tanto de esa
información, y pese a su corta relación con Haru, fue el quien le comento como
estaba ella y lo que pasaba.
Haru
estaba muy agradecido y les pido un ultimo favor, que lo mantuvieran al tanto
de todo y si necesitaban algo, que no dudaran en pedir su ayuda. El estaría
ahí, dispuesto a ayudar, no solo a mio si no que a ellos también.
El
joven vampiro era una persona muy noble, fiel a sus sentimientos y amable.
Hisako podía notar todo eso y mas, haciendo que se le partiera el corazón al
verlo tan desanimado lleno de frialdad y tristeza. Ella quería ayudarlo, no
solo a él, si no también a Mio que llevaba la misma expresión en su rostro que
por un mal entendido, palabras sin terminar y nuevos suceso, la relación de
ambos había caído en un abismo.
Los
días se estaban volviendo más fríos, ya que el invierno se encontraba a la
vuelta de la esquina. La ciudad se cubría de una neblina espesa por las tarde,
y tomaba un aspecto mas tenebroso.
Las
calles apenas eran visibles, y los salones de la academia se tornaban oscuros y
para nada acogedores cuando la luz del sol ya no era tan brillante.
Mio
se encontraba caminado por uno de los extensos pasillos del tercer piso, debía
encargarse de llevar las libretas de alumnos a la secretaria. Pero el aspecto
terrorífico la perseguí y escalofríos recorrían su cuerpo, ya no sabia cuan
segura estaba ahora o cual peligro corría.
Después
de dejar las libretas, apresuro su paso para almorzar con Hisako como lo
prometió y luego visitar la biblioteca, pero sentía que cada paso que daba
estaba siendo vigilado por alguien a distancia. Salón por salón, ventana por
ventana, todo observaba con curiosidad a encontrarse con alguien peligroso o
quien la siguiera.
Esa
extraña sensación a sus espaldas que aumentaban su miedo, apresurando su paso.
Por fin llego al patio, donde había mas personas, más ruido y movimiento, pero
se detuvo en la puerta a ver detenidamente el pasillo, sabía que algo no estaba
del todo bien.
Sin
poder ver algo o alguien, se resigno y corrió a su encuentro. Pero una voz
gruesa hablo tras ella – Quiero que la tengas bien vigilada – Y se desvaneció
como una sombra, sin dejarse ver ni ser oído.
Mio
no sabia nada de eso, pero estaba en lo correcto al sentirse asechada.
Después
de su clase, Hiroshi fue el primero en abandonar el salón, mientras que Hisako
esperaba a Mio en el pasillo. Haru se despidió de ella con un leve movimiento
de su cabeza en forma de referencia y Hisako respondió con su sonrisa. Minutos
después, a lo lejos puedo ver a su amiga acercándose – MIO – Grito alegre.
–
Perdón por la tardanza, me encargaron las libretas – Respondió.
–
No te disculpes – Sonriendo, la tomo del brazo – Vamos, unos libros nos esperan
– Se fueron rumbo a la biblioteca sin tener intenciones en detenerse o
distraerse en su camino.
Una
vez en la entrada, una de las hermanas Shunsuke, Hotaru, cruzo miradas con
Hisako, miradas amenazadoras y de alerta, indicando que Mio estaba bien
vigilada.
Esta
era una de las hijas mellizas del Sr. Shunsuke, y como su padre, compartían ese
aspecto sombrío y desprecio por los demás. Siempre dispuesta a seguir cualquier
orden de su padre y serle fiel sin importar el costo, pero a demás de su
personalidad maquiavélica, por fuera era bastante hermosa como para engañar y
atraer a sus victimas como todo vampiro real. Su hermosa figura, largo cabello
dorado acompañado con sus ojos magenta, eran la combinación perfecta de una
dulce y encantadora estudiante de 17 años. Teniendo en cuenta que su edad
verdadera excedía mas de los 100 años.
Dentro
de la biblioteca, Mio y Hisako, comenzaron a buscar en los estantes mas viejos
y apartados del salón. Minutos pasaron pero no pudieron encontrarlos, lo que
desesperaba a Mio que recordaba haberlos visto ahí hace tiempo.
En
ese momento aparece detrás de ellas Haruhi, la hermana de Hotaru, que era muy
diferente ya que era más comprensiva y no llevaba esa mirada amenazadora como
su padre, si no más de nostalgia.
Para
sorpresa de las amigas, esta traía en sus manos el libro que tanto anhelaban.
Sin expresión en su rostro, solo palabras secas – Tómalo ¿No es lo que
buscabas? – Se dirigió a Mio.
–
¿Por qué tan amables? – Interrumpió Hisako.
–
¿A que te refieres con eso? La directora me pidió que se lo buscara por ella –
La miro con asco y volteo – Un gracias era suficiente.
–
Hisako – Mio la regaño – Espera Ha… Haruhi? No lo mal interpretes, solo que…
–
Suficiente, no intentes ser amable. Todos sabemos que eres una frágil niña que
en cualquier momento se romperá – Seria – Solo lee eso, y cuando encuentres
cosas nuevas ahí no salgas huyendo a llorar con mama.
–
DETENTE – Se interpuso Hisako, pero Mio la detuvo.
–
Tiene razón – Bajo la mirada – Tiene toda la razón, soy una cobarde – Sus manos
comenzaron a temblar mientras sostenía el libro.
Haruhi
no tardo en notarlo – Creo que debemos parar esta conversación por ahora, yo ya
me voy – Atravesó la puerta sin mirar atrás ni oír los regaños de Hisako
defendiendo a su amiga.
–
No le hagas caso Mio – La tomo de los hombros y le sonrió – Yo sé que tu puedes
con esto, eres una maravillosa persona y no debes dejar que ni por un segundo
esto te afecte en nada.
Pero
ya era tarde, Mio no pudo contener las lagrimas – No, tiene toda la razón – Las
lagrimas no paraban de caer y cada vez apretaba mas fuerte el libro – No puedo con esto, es muy difícil y yo… Yo…
Simplemente no quiero, no quiero esto… Lo pero que todo es tan extraño, todo
cambia y… Y Haru… Porque Haru… No lo soporto, no soporto mas – Salió corriendo
sin escuchar la voz de su amiga, dejando tras ella todo ese dolor que cada vez
se apoderaba mas y mas de su razón. Pero no soltó el libro, y corrió con el a
casa.
Hisako,
resignada, pidió prestado el libro y se disculpo con la bibliotecaria. Luego se
retiro a su hogar, sentir que le había fallado a su amiga y eso la destrozaba.
Camino
de regreso, aun se sentía observada, ya no era solo en la escuela también en la
calle. Pendiente de eso, el miedo comenzó a invadirla y decidió correr lo que
le quedaba de camino.
Sin
mirar atrás ni detenerse, sentía esa necesidad de correr más rápido y mas aun
cuando la neblina comenzó a dificultarle la visión del camino, todo era mas
aterrador.
Una
vez en casa, Mio se encerró en su habitación y no hablaba con nadie. Incluso
ignoraba a Izumi, lo que sorprendía mucho ya que ella era su mayor confidente.
Comenzó a leer el libro sin importar las lágrimas o la tristeza, se puso firme
y no pararía hasta terminarlo.
Izumi
sentía la necesidad de hablar con ella, quería saber que la preocupaba y tratar
de ayudarla en lo que pudiera, pero si Mio no demostraba necesitarla, ella no
podría forzarla a algo que no quiera.
Una
semana paso y Mio no asistió a clases, había decidido terminar de leer el libro
en casa y no ver por ahora a nadie de la academia. Lo que preocupaba a todos,
en especial a Haru que no tardo en notar la ausencia de su amada.
Triste
y desanimado, sin ganas de nada. Haru estaba perdido en sus mas profundos
pensamientos con intenciones de ayudarla pero no saber como. Su hermano no
tardo en notar esa “mirada de estúpido, como el la llamaba, y en acercarse a él
mientras paseaba por el patio de la academia.
–
¿No esta muy frio para estar aquí afuera leyendo?
–
¿Qué haces aquí hermano? – Pregunto desanimado Haru, mientras leía un libro
bajo un árbol.
–
Yo también te extrañe – Sonrió mientras usaba su tono de burla – Veras, no soy
el único, pero si el que te lo dirá.
–
¿Notar que? ¿Decirme que?
–
Que tienes un aspecto estúpido – Comenzó a reír – No, en serio. Pareces un
fantasma llorando penas por ahí, ya deja eso.
–
En serio, no estoy de humor.
–
Crees que no lo noto, de solo ver tu cara cualquiera se deprime – Suspiro – En
fin, vine a levantarte el animo como todo hermano – Le guiño el ojo – Mira, te
lo diré asi. Yo estoy enterado de todo hasta de lo que pasa la llorona de tu
novia asi que vine a hacer lo que tú no haces.
–
¿De que hablas? No cometas errores – Se puso de pie.
–
¿Ahh, ahora soy yo quien comete errores? Señor enamorado de la virgen, si no
mal recuerdo eso esta prohibido.
–
Ya déjame en paz – Ambos chocaron sus hombros, per Takano lo detuvo – Suéltame.
–
Como quieras, yo me encargare de tus problemas.
Haru
volteo – ¿A que te ref… – Takano había desaparecido.
Mientras
tanto, Mio había terminado de merendar junto a su abuela y se encontraba
lavando los utensilios. A lo que su abuela se preparaba para salir a jugar al
bingo con sus amigas, como acostumbraba los viernes por la tarde.
–
¿Estas segura de que no quieres acompañarnos, cariño?
–
No abuela – Sonriendo – Debo estudiar, no te preocupes. Ve y diviértete.
–
Bueno – Le dio un beso en la frente antes de salir – No estudies demasiado, que
recién te recuperas de un resfrió y no quiero que te esfuerces demasiado. Ya
faltaste una semana.
–
Si abuela – Volvió a sonreírle – Ya ve que llegaras tarde.
La
abuela la beso por ultima vez, y se marcho algo preocupada por dejarla sola.
Mio aprovecho para hablar tranquilamente con Izumi, mientras le daba de comer,
y luego leer el libro.
Izumi
se sentó en su regazo, ya había terminado de comer y quería acompañar a su
amiga con la lectura, ella también quería saber mas sobre las condiciones de su
amiga – ¿Crees que encontraras las
respuestas ahí? Mio.
–
No estoy segura, pero la directora dijo que aquí podría encontrar cosas
interesantes sobre mi condición – Abrió
el libro y en voz alta, para que Izumi oyera, comenzó a leer.
El Sacrificio
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“[…] Desde la antigüedad y el
principio de los días, las brujas han sido las encargadas de mantener el
balance de este mundo, con su fuente de poder otorgadas por la misma madre
naturaleza que bajo su permiso, son dignas y están obligadas a respetar y hacer
respetar las reglas que fueron dictadas.
Pero debido a ciertos
desprovistos y desbalances, han tenido que tomar manos duras en el asunto. La
creación de la llamada “virgen”, con el fin de mantener el orden en el momento
que las brujas ya no puedan controlar el caos.
Desde la primera aparición de la
licantropía (hechizo azteca), una bruja desobedeció las ordenes de la
naturaleza para protege a su familia (como ella había dicho) creando a un nuevo
ser, el vampiro, provocando un desbalance total, conflicto entre especies y
despertando la ira de los dioses. Estos, no muy contentos, se encargaron de
arrebatarles los poderes pero ya era demasiado tarde, el nuevo ser había
renacido. Desde ese entonces tomaron nuevas medidas para disminuir el
desbalance, haciendo esclavos a los lobos de la luna y debilitando al vampiro
con los rayos del sol. Aunque no todos los dioses estaban de acuerdo, ya que la
vida humana estaba en peligro pero ese era un daño colateral que la mayoría iba
a aceptar por tratar de desafiarlos.
Pero como la humanidad continúo
desafiando, y algunas brujas comenzaron a utilizar la magia oscura en beneficio
de vampiro y mal, los dioses decidieron que el día apocalíptico llegaría para
darle fin a estas especies sin importar que humanos murieran en esta batalla a
muerte.
Ya que el día apocalíptico, como asi lo llaman
al día en que el vampiro y el lobo perderán el control de si mismos y
comenzaran una guerra sin sentido para destrozar ambas especies. Asi, renacería
un nuevo mundo decidido por los mismos dioses.
Las brujas, al enterarse de esto,
decidieron que ya era momento de reforzar su plan de la virgen, y asi poder
proteger a sus familias.
Esta, seria la encargada de
lograr la paz ese día, despojando a ambas especies de sus habilidades y
dejarlos inconscientes hasta que una bruja termine el hechizo con sus sangre
pura para darle fin a todo el caos. Para que esto funcionara, se creo una
fundación secreta para que los vampiros y hombres lobo terminaran con sus
rencores y asi no volver a despertar la furia de los dioses.
Lo que no tuvieron en cuenta, que
no todos los seres tenían alma pura y eran demasiados ambiciosos para
aceptarlo, y con la ayuda de magia negra, crearon un contra hechizo que
permitiera utilizar la sangre de la virgen y crear una nueva raza invencible
capaz de derrotar a los mismos dioses, el hibrido. Pero para esto, la virgen
debe morir siendo pura sin sangre de vampiro en su sistema. […]
Mio
descansó un momento – No puedo seguir leyendo – Suspiro.
–
Pero yo creo que con eso es suficiente, a demás el día apocalíptico ya esta
definido y por lo visto será este año – Preocupada por su única y mejor amiga.
–
Lo se, y no creo ser capaz de lidiar con esto – Comenzando a temblar – Yo… Yo…
–
Mio ¿Estas bien? – La miro fijo – Estas temblando mucho…
–
Yo… Yo no quiero este destino. No es seguro… – Las lagrimas no aguantaron en
caer de sus ojos – No puedo… En verdad, no puedo…
Izumi
salto sobre ella y apoyo sus patitas sobre los hombros de Mio – Tranquilízate,
por favor Mio. Tranquila, te prometo que todo estará bien.
–
Quiero ver a mi familia – Suspiro entre lagrimas.
–
Entonces la veras, mañana mismo iremos – Mio asintió.
Ya había
anochecido y su abuela aun no regresaba pero eso no la preocupaba del todo, ya
que una de sus amigas la tiraría en auto. Decido no leer mas el libro, ya sabia
lo que quería sobre ellas asi que no sentía la necesidad de seguir. Izumi
acepto esa decisión y la de ir a ver a su familia, ya que pensaba que le
subiría el animo y se pondría mas fuerte. Solo esperaba que las cosas mejoraran
con el tiempo, no quería que por alguna razón tuviera que perder a Mio.
Después
de preparar la cena, subió a su habitación a preparar un pequeño bolso en lo
que esperaba a su abuela. Seria un viaje corto asi que no llevaría demasiadas
cosas, en cuanto su abuela volviera le diría de su pequeño viaje a casa, de
todos modos la semana estaba por empezar y debía retomar sus clases.
Izumi
también iría, asi que preparo unas cuantas cosas para el viaje, la mayoría
bocadillos.
–
Vaya, si que eres una glotona. Izu – Le dijo Mio mientras reía.
–
No digo nada, solo porque estas riendo – Sonrió.
Mientras
reían y seguían preparando las cosas, un ruido fuerte provenía de la puerta
trasera. Esto logro asustarlas, pero Izumi decidió ir con cuidado a ver si no
era la abuela de Mio que tal vez había olvidado su llave de nuevo.
Mio
esperaba la señala de Izumi para bajar, cuando de repente la gatita pego un
grito de susto y lanzo un gruñido. Mio, sin pensarlo, bajo corriendo a ver que
pasaba cuando sus ojos lo vieron, se trataba de Takano, que sostenía del lomo a
Izumi mientras esta pataleaba y lanzaba zarpazos al aire en defensa propia.
–
Ya deja de moverte, esto es irritante –
Suspiro Takano.
–
Suéltame, suéltame – Exclamaba Izumi. – MALDITO VAMPIRO.
–
Si dejaras de intentar atacarme, ya lo habría hecho. Pff, y mira quien habla de
vampiros – Soltó su risa.
Mio
se tranquilizo un poco, pero estaba algo molesta al verlo tan de repente en su
casa – ¿Qué quieres? Y ya suéltala, no
hará mas nada. Lo prometo. – Izumi asintió y este la soltó.
–
Solo viene a hacer lo que mi hermano y el sucio lobo deberían de estar haciendo
– Se explico – Que no hagas ninguna
tontería.
–
¿Quién crees que eres?
–
Las personas que deben de cuidarte, asi que ya deja de hacerte la fuerte.
–
No necesito que me estén cuidando como un niño – Gruño – Asi que ya vete.
–
¿Y porque no vas a la escuela? No me digas después que no haces tonterías, eres
una llorona y por eso haces tonterías.
Mio
comenzó a reír con sarcasmo – Ya vete de mi casa, no te necesito ni a ti ni a
nadie mas a mis espaldas. Izu es la única y con ella me siento segura – Izumi
se sonrojo – Asi que por favor ya vete.
Takano
no podía creer tanta estupidez – Con más razón, no me iré hasta que regreses a
la academia.
–
¿Como quieres que haga eso? ES VIERNES.
–
¿Asi que creen que soy estúpido? Mira, mi hermano es un inservible. Pero yo no,
vi como armaban las maletas y se todo lo de su estúpido plan de ir a ver a tu
familia. ¿Cómo se te ocurre, sabiendo que arriesgas tu vida y la de ellos al
contactarlos?
–
No sé de que hablas.
–
¿Crees que estas segura asi como asi, no le iste el estúpido libro? Hay gente
mala y esta detrás de ti, no desperdiciaran ninguna oportunidad para atraparte
y hacer esto se los facilitas demasiado.
–
No me importa lo que digas, yo iré a ver a mi familia.
–
SI, y yo la acompañare – Izumi se paro frente a el seria y desafiante.
Takano
frunció su seño, ya estaba molesto – Maldita niña… Esta bien – Volteo y miro un
poco el lugar. Luego volvió a verla – Pero yo iré con ustedes, no podemos
arriesgarnos.
–
NI PENSARLO – Grito Mio – No quiero saber nada contigo.
– O
aceptas o yo mismo me encargo que no pongas un pie en la calla, salvo la
academia – Serio y decidido, logro intimidarlas.
Mio
lo pensó por unos minuto – Esta bien, pero estarás lejos de nosotras y no me
hablaras en todo el viaje.
–
Mejor imposible – Sonrió Takano.
Después
de hablar con su abuela, esta acepto y se ofreció a acompañarlas, pero Mio le
dijo que un amigo la acompañaría asi que la despreocupo.
Al
día siguiente, Takano las espero frente a la casa y partieron directo a la
estación de trenes. A todo esto, ni Haru ni los amigos de Mio tenían idea de
este pequeño viaje, pero no eran los únicos que estaban pendientes de la
existencia de Mio.
El
viaje se hizo largo y aburrido, ya no aguantaba las ganas de llegar a su casa y
correr a abrazar a sus padres que hace tanto no veía. Izumi estaba emocionada
por conocer el antiguo hogar de su amiga y la familia de la cual provenía.
Mientras que Takano, maldecía todo el viaje y se sentía un guardaespaldas de
niños.
Ya
en las puertas de la ciudad, la cara de Mio se ilumino y una enorme sonrisa
alegro su día. Al bajar del tren, ya no aguantaba las ganas de llegar a su
casa. Mientras caminaban, ella recordaba cada día vivido en esa ciudad y su
viejo instituto y amigos. Tanta alegría, que no se dio cuanta que alguien los
estaba persiguiendo y no era cualquier persona, ya que era un ser sobrenatural.
Después
de unos minutos de caminata y de soportar los quejidos de Takano, llegaron a la
antigua casa de Mio. Y sin poder aguantar, salió corriendo y entro a su casa
utilizando sus antiguas llaves que aun conservaba.
Al
entrar nadie se encontraba aun en la casa, pero por el horario sospecho que aun
estaban trabajando, asi que invito a sus amigos a pasar y preparo un rico
almuerzo mientras esperaban.
–
¿No tiene celular o algún lugar donde puedas llamarlos? Se esta haciendo tarde
y debemos regresar.
–
La verdad no, y no contestan sus teléfonos. Esto me esta preocupando y no me
iré antes de saber algo de ellos – La preocupación la estaba invadiendo.
– Tienes hasta el anochecer – Le aclaro Takano.
Izumi no opino sobre el tema, pero estaba preocupada por la tardanza de los
padres.
Las
horas pasaban y no obtenían respuesta alguna, lo que los estaba desesperando.
Mio no tenia muchos familiares a quien preguntarles, y eran difícil de
contactar los pocos que había. Takano le dijo que iría a dar una vuelta en los
lugares que sus padres solían ir, asi que le pidió a Mio que le dijera cuales
eran y salió al instante, dejándola a solas con Izu.
–
¿Estas segura de que no se fueron de viaje? Mio.
–
Estoy segura, en esta época no es posible por el trabajo de mi padre. Pero es
raro que mi madre no este ya en casa, ella es maestra y la jornada educativa ya
ha finalizado hace horas.
–
Acuérdate de lo que dijo Takano, están tras de ti ¿No notas algo extraño en tu
casa?
–
¿Raro como que? ¿Por qué lo dices?
–
Algo que diga que huyeron o… Secuestraron – Mio se puso pálida al oír esas
palabras y comenzó a revisar bien la casa.
–
Lo único raro es la cantidad de polvo y las cartas acumuladas, es obvio que
hace días que no viven aquí. Pero no le avisaron nada a mi abuela de su viaje o
posible escape y si estuvieran secuestrados ya me habría llamado el
secuestrador ¿No crees?
Izumi
comenzó a pensar, pero no estaba segura – Algo raro esta pasando. Debemos
esperar que Takano vuelva con noticias, mientras tanto no saldremos afuera.
Ya
había pasado una hora y Takano no regresaba, preocupándolas demasiado. Mio no
dejaba de caminar por los nervios de un lado al otro de la sala, mientras que
la pequeña Izumi revisaba la habitación de los padres. Luego reviso el correo,
ya que Mio lo paso por alto y ahí encontró algo que llamo demasiado su
atención. Una carta de la policía y otra de la morgue, al ver la segunda, Izumi
casi se desmaya pero tras oír un fuerte ruido de cristales roto, hizo que
saliera corriendo a ver que su amiga estuviera bien.
Al
bajar a la sala, una extraña persona que no había visto antes, estaba
sosteniendo a la joven por el cuello. Izumi no pudo hacer más nada que saltar
con sus garras sobre esta persona.
Lo
que no sabían, que este joven extraño de ojos dorado, y una expresión de maldad
y desprecio, que al acercarse se dio cuenta que se trataba de un vampiro.
Había
mordido a Mio, ya que no se resistió a la sed de sangre, y esta había manchado
su camisa negra entre abierta y su pecho.
Este, con una
voz ronca, se dirigió a Mio – Lo siento niña, no pude resistirme al dulce sabor
de tu sangre. – Comenzó a reír – Pero tengo órdenes de llevarte conmigo, asi
que copera o lo haremos por la fuerza.
Mio
estaba helada, pero no tardo en reaccionar – Tu… Tu eras esa presencia que
sentía, alguien me seguía y eras tu –
Este solo soltó una risa.
–
Veras, tengo órdenes asi que no es algo que haga por placer.
–
ORDENES DE QUIEN – Pregunto Izumi.
–
Mira eso, un gato que habla. Y después dicen que los vampiros somos raros…
JAJAJA.
–
No iré a ningún lado contigo – Dijo Mio – Asi que por favor vete.
Riendo
le respondió – Crees que porque lo digas me iré asi nomas – Se puso serio –
Creo que no entiendes lo que esta pasando, belleza. – La tomo del cuello y
abrió su boca, dejando ver sus grandes y afilados colmillos. Aparto su cabello
y la mordió con fuerza, mientras Mio gritaba al sentir ese dolor desgarrador
que la inmovilizaba. El agresivo vampiro, no pudo contenerse a tal sabor que la
sangre de la virgen tenia, sin poder dejar de succionar su sangre, mio se
estaba poniendo pálida.
Izumi
gritaba del pánico, arañaba y mordía el cuerpo del atacante pero este no
cesaba. En ese momento aterrador, entro Takano por el mismo lado que el otro
vampiro, y se lanzo sobre este liberándola.
Sin
rodeos, lo sostuvo del cuello al igual que el a Mio, pero Takano introduzco su
otra mano con fuerza en su pecho y le arrebato el corazón con mucha facilidad,
dejándolo morir al instante.
Lego
se acercó a Izumi, que estaba tratando de despertar a Mio después de haberse
desmallado por su perdida de sangre.
–
¿Esta bien?
–
No, no… No despierta… Perdió mucha sangre – Le respondió Izumi, con su vos
quebrada a punto de llorar.
– A
ver, déjamela a mí. – Tomo a Mio entre sus brazos y mordió su propia muñeca,
luego dejo caer gotas de sangre en la boca de la joven.
–
¿Qué haces? – Izumi no entendía.
–
No te preocupes, mi sangre la curara.
–
Pero se transformara…
–
Tranquila, para mañana mi sangre ya no correrá en sus venas, y estará a salvo.
–
Pero…
–
Para convertirse debe morir con mi sangre en su interior, asi que ya!
Tranquila, en serio no le pasara nada.
Recostaron
a la joven, aun desmayada, en la cama de sus padres y esperaron que despertase
por si sola. No querían alterarla mas de lo que ya estaba, y a demás después
debía de enterarse de las malas noticias que Takano había averiguado esa tarde
en su ausencia.
Mio
por fin abrió sus ojos, y bajo las escaleras directo a la sala para ver como
estaban los demás. Casi ni recordaba lo que había pasado, ni la razón por la
que habían viajado hasta esta ciudad.
Entre
murmuras, oyó decir a Izu muy afligida y asustada – No puedo creerlo… – Pero no
sabia de que se trataba, y mucho menos lo relaciono con sus padres, solo
pensaba en ese extraño ataque de hace unos momentos por un desconocido.
–
¿De que hablas Izu? – Preocupada, pregunto Mio frente a los sillones de la
sala. Izumi agacho la mirada, no era capaz de darle tal noticia a su amiga.
Pero
Takano no tenia problemas de hacerlo, solo que quería ser delicado en un tema
tan importante como este, que tal vez provoque fuertes emociones en Mio y sus
decisiones.
–
Por favor siéntate Mio – Estirando su brazo hacia ella, el cual respondió y
tomo asiento – Tal vez esto que estés por escuchar no se para nada de tu
agrado, pero temo que debes saberlo y es muy importante.
–
No entiendo nada – Comenzó a preocuparse, algo amargo recorría su garganta.
–
Necesitas saber que tus padres sufrieron un accidente de transito…
–
¿Qué? ¿Cómo se encuentra? ¿Están bien? – Miro a Izu, estaba exaltada y
aterrada. Izumi hizo un gesto de tristeza y amargura, lo cual no la alentaba
para nada. Luego miro a Takano, y sus lágrimas estallaron mojando sus mejillas.
–
Lo siento Mio – Se sentó a su lado y la abrazo – Envistieron contra un camión,
y murieron. – Mio se quebró y abrazo muy fuerte al vampiro, casi sin dejarlo
respirar y mojonándolo con su intenso e imparable llanto.
Mio
ya no quería oír mas del asunto y luego de varias horas de llanto, quedo
completamente dormida. Takano la subió en brazos a la alcoba y recostó en la
cama. Luego la tapo y acomodo su cabello para que este no tapara su rostro, la
miro fijamente sin poder sacarle la mirada a tan bello y angelical rostro.
Suspiro muy profundo, ya que estaba preocupado por ella y su terrible perdida,
era muy raro de Takano ya que era una persona seria y especialista en ocultar
tales sentimientos, pero había algo en ella que se lo impedía. Algo que le
decía que él debía protegerla…
Pronto
bajo a la sala, donde Izumi aun se encontraba recostada en el sofá muy
preocupada y perdida en sus pensamientos. Takano rompió ese ambiente…
–
¿Quieres comer algo? – Izumi lo negó con la cabeza – De acuerdo, saldré un
momento.
–
Crees… ¿Crees que esto se trata de un simple accidente o las personas que están
tras de ella han hecho esto?
Takano
suspiro – La verdad no lo se, pero a estas alturas todo es posible. A demás el
accidente fue extraño, como si el auto hubiese sido empujado de lado al frente
del camión…
–
Entonces fueron esas personas, las que el vampiro dijo que tenía órdenes…
–
Probablemente, hablaremos de esto cuando regresemos a la Academia. Pero por hoy
es suficiente, Mio debe descansar asi que partiremos mañana. – Se fue sin más
que decir. Izumi siguió pensando hasta quedarse dormida.
Al
día siguiente, los rayos de sol que travesaban la ventana de la sala,
despertaron con delicadeza a Izumi, que la bostezar abrió sus ojos y vio a
Takano dormido sentado sobre unos de los sillones frente al de ella. Mio aun no
había despertado, y Takano no daba señal de querer hacerlo.
Llegando
al medio día, los demás ya habían despertados y estaban preparados para
regresar. Mio estaba desanimada y aun se podía notar la tristeza en sus ojos.
Nadie quiso decir nada que pudiera incomodarla, asi que trataron de ser
delicados hasta regresar a la cuidad.
Llegaron
al atardecer, el pueblo estaba mas agitado a esa hora del día. Una leve brisa
pegaba en sus rostro, pero no provocaba expresión alguna en Mio.
Takano
las acompaño hasta su hogar, donde Mio corrió a los brazos de su abuela la cual
no sabia la terrible noticia y tras contarles, ambas se consolaron en llanto,
mientras Izumi observaba.
El
vampiro abandono la escena y regreso a la Academia para reportar los sucedido
en su viaja, ahora sabían que alguien andaba tras la virgen pero sin saber aun
los motivos lo cual lo hacia sentir algo culpable por no haber interrogado al
vampiro antes de arrebatarle la vida, aunque parte de el sabia que no soltaría
ni una palabra, mucho menos si era un subordinado con ordenes.
Después de un largo viaje, Mio
tomo un baño antes de irse a dormir, ya que al día siguiente debía volver a
clases aunque su abuela le había dicho que podía faltar por la terrible
noticia, pero esta se negó. Debía mantener su mente ocupada en los deberes y
actividades escolares, para evitar pensar en el hecho de que ya no vería a sus
padres.
Antes
de que entrara al baño, Izumi le comento de la sangre en sus sistema, para
evitar que esta decidiera hacer algo imprudente y se arrepintiera por el resto
de su eterna vida… Si eso pasaba. Mio la tranquilizo y le comento que nunca se
le cruzaría eso por la cabeza y dejar sola a su abuela. Más tranquila al oír
esas palabras, se fue a recostar por que el cansancio del viaje le había ganado
y después de haber cenado tanto, estaba más que lista para irse a dormir.
Durante su relajante baño, se tomo un tiempo
para pensar, pero no en lo sucedido a sus padres, si no en los momento y
recuerdos mas hermosos que tenia junto a ellos y que guardaría hasta el final
de sus días… Entre pensamientos, recordó como Takano la había tratado con
delicadeza, y ella se sentía culpable por haberlo tratado como un demonio y no
solo a el… También le debía una disculpa a Haru, quien era el que mas estaba
sufriendo esta distancia en estos momentos, sin poder despegar la imagen de Mio
de sus pensamientos.
Esa noche asumió su responsabilidad, prometió a
si misma nunca huir y darle frente a sus responsabilidades. Ya no seria débil,
quería crecer, ser mas fuerte y lograr ayudar a quienes la necesitaban…
Empezando por quienes había lastimado sin sentido.